(San) Adolf Wölfli: caballero, visionario, bruto y loco
Adolf Wölfli (a veces llamado Adolf Woelfli o Adolf Wolfli), nació en Bowil, en la región de Emmental del cantón suizo de Berna, el 29 febrero de 1864, siendo el menor de seis hermanos. Su padre era alcohólico y creció en la pobreza. En 1870 el padre abandona a la familia y la madre se gana la vida como lavandera hasta su muerte en 1873. Se especula que sufrió abusos sexuales durante este período, en el que debió permanecer en un gran número de orfanatos. De 1880 a 1890 trabajó como bracero agrícola y una relación amorosa con la hija del granjero que lo empleaba concluye a causa de su condición social, tras lo cual se alista brevemente en el ejército (se cree que este episodio fue el detonante de su enfermedad mental).
En 1890, por los abusos sexuales a dos niñas de siete y catorce años, fue detenido y condenado a dos años de cárcel. A su salida vive en un gran aislamiento social. En 1895, por reincidir en su delito, esta vez con una niña de tres años, se ordena una evaluación psiquiátrica, tras lo cual se le diagnostica como un psicótico violento (según los estándares psiquiátricos actuales, se le clasificaría como esquizofrénico) y se le envía al hospital psiquiátrico de Walthau, en Berna, donde se le mantiene (al menos al principio de su estancia) bajo un régimen de aislamiento, dada su peligrosidad y agresividad. Jamás volvería a ver el mundo exterior.
Durante este tiempo, a partir de 1908 y hasta su deceso, Wölfli se dedicó a viajar con su mente. Se dedicó a visitar lugares inimaginados y a crear una compleja historia autonarrativa en la que él se convertía en varios personajes relacionados con él que se transformaban conforme el tiempo pasaba (en este punto evitar rememorar la evolución que manifestó la obra de Van Gogh es inevitable): Niño Adolf, Adolf, El Caballero Adolf, Emperador Adolf, y finalmente San Adolf II (aquí podemos notar cierto involuntario paralelismo con las ideas de Kierkegaard). La dicha aventura imaginaria se terminó convirtiendo en una inmensa epopeya con más de 25 000 páginas y 1 600 ilustraciones, recopiladas en 45 tomos.
(de la bitácora de Glyniss®)
"Estricnina, leche, vitriolo, gasolina.
La familia Wölfli a la mesa" 1909
La familia Wölfli a la mesa" 1909
Cuando le pedían que explicara el significado de sus enigmáticos dibujos, Adolf Wölfli enrollaba una hoja de papel y tocaba con ella un largo solo de trompeta a ritmo de polka o de mazurka.
Su psiquiatra de cabecera, Walter Morgenthaler, le regalaba cada navidad una caja completa de lápices de colores (óleos no, que eran caros), que le llegaban a durar a Wölfli hasta un par de meses. A cambio, se convirtió en su primer coleccionista, y en el impulsor de un museo con su obra en Berna, Suiza.
Adolf Wölfli, que murió en el loquero en 1930, es tenido hoy por el más grande artista psicótico de la historia, con una obra que abarca unos 25.000 papeles, dibujos y diseños de increíble densidad, que son a la vez música y literatura. Junto a sus dibujos, dejó instrucciones precisas sobre cómo debían interpretarse musicalmente. Naturalmente, al día de hoy, nadie consiguió tocar una obra de Wölfli, el que ha sido llamado alguna vez “el Leonardo da Vinci de la inteligencia disociada”.
(del blog "la caja negra" de Wilbur Mercer)
"Las composiciones musicales de Wölfli simplemente son muy difíciles de interpretar. Aunque dejó muchas notas con instrucciones precisas acerca de cómo debían ser interpretadas, están escritas de manera que sólo él las comprendía totalmente. A pesar de ello, ese han hecho varios esfuerzos al respecto. El pionero de ellos fue en 1976, cuando, analizando las notas elaboradas por Wölfli en 1913, los musicólogos Kjell Keller y Peter Streif se dieron a la tarea de grabarlas, de acuerdo a dichas notas, tarea nada sencilla, dado que es difícil discernir dónde acaba la música y comienza la poesía. Para esto fueron ayudados por Jürgen Glaesemer y Elka Spoerri en la selección de los textos.
En esta ocasión [la bitácora de Glyniss® ofrece la descarga de] el resultado de este trabajo, el LP Gelesen und vertont de 1978, publicado por la misma Fundación Adolf Wölfli, una verdadera rareza musical, difícil de digerir, verdadera muestra de lo que se puede lograr cuando la creatividad sobrepasa a las limitaciones impuestas por el mundo."
(de la bitácora de Glyniss®)